miércoles, 25 de octubre de 2017

Ética XXI. Desafíos éticos en la actualidad.




INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene la finalidad de hacer una aproximación a los desafíos de la Ética en la actualidad, abordaremos: el Boom de las Cirugías, la Clonación “El Caso de la Oveja Dolly”, una aproximación a la Responsabilidad Social Empresarial y por ultimo culminaremos abordando un nuevo fenómeno que nos compete a todos. “Bigdata”. Las transformaciones que estamos viviendo, tanto a nivel individual como social, demandan un nuevo sentido de los valores tradicionales, la sociedad está pidiendo a gritos que palabras como solidaridad, cooperación, igualdad, fraternidad, libertad que han sido pervertidas por intereses espurios, se llenen de sentido, de un nuevo sentido, claro, definido, sin ambigüedades ni tergiversaciones interesadas, un sentido en sintonía a cómo quiere vivir el ser humano, un sentido que cobre protagonismo a través y desde la educación y la cultura, que son los referentes indiscutibles de este siglo XXI, e inspirados por un sentimiento de espiritualidad, pero no en un sentido religioso o místico del término, sino en el sentido de íntima comunión con la naturaleza.


DESARROLLO

ÉTICA XXI

Hans Küng Presenta un “Manifiesto por una ética económica global”. No se trata de un documento conceptual o de una vaga declaración de buenas intenciones, sino de un conjunto de prescripciones basadas en valores morales compartidos por todas las culturas y sancionados por la práctica a lo largo de siglos. Constituye para todos un valioso documento de reflexión esencial acerca de los principios que pueden hacer que la globalización conduzca al crecimiento sostenido y sostenible y a la mejora del bienestar del conjunto de los ciudadanos del mundo. En cualquier caso, la articulación y aplicación efectiva de unos criterios éticos comunmente aceptados para gestionar este mundo global, exigen una mejora de la gobernanza global y de las instituciones que la articulan. Mervyn Frost, en su artículo “Ética y gobernanza global”, propone un esquema para evaluar el carácter más o menos ético de dichos mecanismos e instituciones, basado en el reconocimiento recíproco de las normas, deberes, derechos y libertad de los participantes en todos los ámbitos de gobernanza global.

El progreso científico y tecnológico es, probablemente, el fenómeno que con mayor fuerza está moldeando nuestra época. Todos percibimos cómo los límites de lo posible se están ampliando en la ciencia, en la industria y en la vida de las personas hasta extremos que hace muy poco tiempo eran impensables. Pero junto con las enormes oportunidades de esta revolución científica y tecnológica que vivimos, emerge un gran número de nuevas y difíciles cuestiones éticas. Y en esta tesitura no sirve la actitud plasmada Necesitamos unos valores y una ética compartidos para el funcionamiento adecuado del entramado económico, político y social, y, por tanto, para el bienestar y el desarrollo de todas las posibilidades de cada ciudadano del mundo 12 2011 B08 ETICA CASTELLANO 001 29/12/11 14:06 Página 12 en la celebérrima cita de Elvin Stakman: “la ciencia no puede esperar mientras la ética le da alcance y nadie debería esperar que los científicos piensen en todo por todos”. Necesitamos un enfoque más constructivo, en la línea de lo que expresó Heinz Pagels: “la ciencia no puede resolver conflictos morales pero puede ayudar a formular más adecuadamente los debates sobre los conflictos”.

Internet es, seguramente, la tecnología más omnipresente y característica de nuestro tiempo. Su naturaleza genuinamente global, abierta y libre de normas, controles y poderes transnacionales dota de una especial complejidad a los problemas éticos que plantea. Robert Schultz propone los principios necesarios para abordar estos problemas, tanto los del ámbito individual como los de alcance social o incluso global.

El avance tecnológico y la globalización están impulsando el crecimiento global a ritmos que probablemente no se han conocido nunca en la historia. Pero, al tiempo, se observa cómo ese crecimiento implica una presión creciente sobre el ecosistema global, que se manifiesta en fenómenos tales como el cambio climático, la deforestación acelerada, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad de las aguas, que ponen en peligro la sostenibilidad del planeta. Esa prosperidad, por otro lado, se reparte de forma desigual: mientras algunas áreas emergentes son capaces de mantener de forma persistente altos ritmos de crecimiento económico, otras –como el África subsahariana– se encuentran al margen de desarrollo, y con niveles de vida cada vez más alejados de los de las áreas desarrolladas. Incluso dentro de las naciones se está produciendo un aumento de la desigualdad en la distribución de la riqueza. Sin duda, el avance científico y tecnológico mejora nuestras capacidades para afrontar todos estos problemas y, junto con la ampliación de los mercados y el incremento de la competencia y la eficiencia que la globalización trae consigo suponen una enorme oportunidad para incrementar de forma sostenida los niveles de prosperidad y bienestar del conjunto de la población mundial, al tiempo que preservamos el medioambiente.

Tomás de Aquino (1226-1274), filósofo y teólogo cristiano, describió que existen tres valores fundamentales, los valores primarios, “Los Valores del Ser” incluyendo a la verdad (ciencia), la bondad (ética) y la belleza (estética). El propio Tomás de Aquino dejó bien claro que además de los valores primarios existen tres valores secundarios, que son “Los Valores del Tener” que prevalecen en nuestra cultura globalmente y que se caracterizan por la búsqueda del poder, de la riqueza y del placer; los que, sin duda, nos involucran a todos de tal manera que “El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. En conclusión, pienso que es importante reflexionar y tratar al menos de asumir la postura correcta. • Ante el poder legítimo: lealtad. • En los negocios: honestidad. • Frente al placer: templanza. Necesitamos encontrar el poder de la verdad coherente, la riqueza de la bondad equitativa y la atracción de la belleza genuina.

Los códigos éticos imperantes, que dejan de tener sentido y ya no sirven al individuo del siglo XXI, que tiene acceso a otras culturas, a otras formas de pensamiento, a otras manifestaciones políticas y religiosas. Esa aceleración en todos los ámbitos de la vida, y especialmente en el ético, junto con el abuso de los medios de información, provocan en el individuo una sensación de anarquía moral, todo vale, se invierten y pervierten los valores tradicionales a través de su uso mediatizado con fines meramente especulativos y crematísticos. El individuo percibe la confusión moral, la falta de referentes y criterios, y lo peor de todo, es que puede acabar instalado y acomodado en esta forma de vivir, de ahí que se diga que el siglo XXI será ético o no será.

Si queremos una nueva ética, antes será preciso que sepamos dónde estamos y hacia dónde queremos ir, de esta forma podremos, no inventar nuevos valores, si es que ello es posible, sino redefinir los valores que desde que el ser humano tiene conciencia le han acompañado y que están anclados en lo más profundo de su código genético. El reto no está en crear una nueva ética, sino en reinventarla, ajustar y redefinir los valores a las necesidades del ser humano actual y a la sociedad en la que desarrolla su existencia, redescubrir nuevos aspectos de valores tradicionales que, como el del respeto a la vida, podrían suponer un cambio profundo en las estructuras actuales, así por ejemplo, inculcar en las generaciones venideras el profundo respeto por los demás, como máxima manifestación de la naturaleza, y por encima de cualquier clase de poder, supondría liberar a la sociedad del yugo de la guerra, del hambre, de la destrucción de la naturaleza. Reactivando uno solo de los valores es posible cambiar el mundo.


CIRUGIAS ESTETICAS.

Para Nietzsche la sociedad domestica al hombre haciéndolo parte del rebaño, la sociedad está compuesta de seres alienados que alienan. Solo el hombre libre es propietario de una voluntad larga e inquebrantable, solo a él le es licito prometer; siendo esta una medida de valor apropiada para medir la voluntad del hombre.

Sócrates, Platón y Aristóteles, explicaban la ética como el arte de vivir para lograr la felicidad. Este concepto se ha mantenido en la historia, y en la actualidad podemos ampliar esta definición y decir que es la ciencia de la moral y las obligaciones del hombre, las reglas que rigen la conducta, el actuar manteniendo los valores culturales, al cual se le denomina “ethos”
El juramento hipocrático descansaba en los principios de no dañar y de hacer el bien. Desde la antigüedad griega, con Aristóteles en el plano de la reflexión teórica acerca de la conducta humana, se ha intentado definir qué es el bien y qué es el mal. Pero esto no ha resultado fácil, pues cada una de las teorías éticas ha asumido diferentes posiciones frente a esta definición. Mientras para unos el bien está vinculado a la felicidad o bienestar de los hombres, para otros está relacionado con el grado de utilidad, o con el poder, o placer.

En esa época la ética médica estaba limitada a la relación entre dos personas: el médico y el paciente. Además, la medicina se ejercía desde la posición del saber y el poder y esto traía consigo dos actitudes en esta relación: el paternalismo y el autoritarismo, dejando muy poco espacio al criterio del propio paciente para decidir sobre su propia salud y vida.

La ética médica se puede definir como las reglas y principios que rigen la conducta profesional del médico y que implican una dedicación a valores más elevados que la ganancia financiera. Es así como existe el Código de Ética Médica, el cual obedece a un esfuerzo por fortalecer el ethos médico, y este comprende la conducta apropiada que deben tener médicos con relación a los pacientes, colegas, profesionales afines y a la sociedad.

Desde el punto de vista filosófico, la Estética es la rama que estudia el significado de la belleza en general, la naturaleza del arte y la validez de los juicios sobre la creación artística, independientemente de la naturaleza de dicha obra de arte, que en nuestro objeto de estudio sería el ser humano, máxima expresión de la Creación.

El término estética comienza a ser utilizado por primera vez por Alexander Baumgarten en el año 1750, quien tomó la palabra griega aisthesis, que significa ‘sentido’ y definió la belleza como: la percepción de la sabiduría que se adquiere a través de los sentidos, y consecuentemente la estética como la ciencia del conocimiento sensitivo. Pero Baungarten la consideró una forma confusa e inferior del pensamiento, y es Kant en 1790 quién reclamó el estatus de la estética a la par de la ética y la lógica o razón pura. Algo similar vivimos hoy día cuando después de haber considerado la estética del hombre como lo hizo Baungarten, nos unimos a Kant para reclamar sus derechos y defender su valor.

Múltiples han sido los intentos por definir la esencia de lo bello, y desde la antigüedad se elaboran variadas y serias doctrinas al respecto, que van desde considerar a lo bello como una manifestación del bien o de la verdad, hasta afirmar que es perfección sensible o expresiva, pasando por un criterio tan sólido en su argumentación que lo hace tener muchos seguidores en todos los tiempos: la belleza es simetría.

Platón es representante de la concepción que afirma que la belleza es manifestación del bien, entendido éste como el punto más alto del ser. El bien corresponde a lo que representa el Sol para los elementos del mundo sensible y elabora una trilogía indisoluble: justicia, bien y belleza. Toda la concepción platónica se corresponde con el carácter idealista objetivo de su filosofía.

Una de las más importantes doctrinas de la belleza fue formulada también en la antigüedad por Aristóteles y tuvo tal aceptación y desarrollo que, aún en nuestra época, mantiene su fuerza. La solidez y el argumento de la concepción aristotélica radican en su tendencia a poner de manifiesto los rasgos objetivos de lo bello. Según su criterio, lo bello descansa en la armonía, la proporción, la medida. En su obra El arte de la poesía, escribía: la belleza estriba en la magnitud y en el orden, en virtud de lo cual un ser excesivamente pequeño no puede llegar a ser bello ya que su visión, realizada en un tiempo apenas perceptible, acaba por difuminarse; y tampoco puede llegar a serlo un ser descomunalmente grande, puesto que su visión no se realiza en un instante, pero su unidad y su conjunto se pierden al observador.

Según Aristóteles la belleza radica en la naturaleza del mundo material y se expresa en propiedades objetivas inherentes a los objetivos concretos, como la proporción, la medida, la armonía, la simetría, etc. Esta teoría sobre lo bello tiene carácter naturista.

Además, debemos reconocer que la categoría de lo bello no es un concepto estático, inmóvil en el tiempo, sino que cambia históricamente, a la vez que reviste un carácter clasista. La actitud estética del sujeto hacia el objeto está condicionada por el medio social, lo que quiere decir que tanto el ideal estético como el sentido de lo bello van a ser diferentes en los miembros de la sociedad de acuerdo con su posición dentro de ella, que hará posible su desarrollo espiritual o por el contrario frenará el desarrollo de sus capacidades creadoras.

Los orígenes de la estética se remontan a la prehistoria. La cualidad que se aprecia más en la mujer y que se toma como símbolo de ésta es la fertilidad. Es en la Biblia donde encontramos las primeras referencias escritas de la belleza en la antigüedad. De todos es conocida la mítica belleza de las reinas del antiguo Egipto y cómo los egipcios embalsamaban a sus faraones.

El deseo de aparecer normal o estéticamente aceptable es más antiguo que la cirugía plástica. La ética puritana, que dominaba hasta hace pocos en nuestra cultura y que desaprobaba el narcisismo, se está derrumbando con rapidez. La popularidad creciente de la cirugía plástica ha creado, desafortunadamente, una atmósfera carnavalesca, evidente en las sociedades de consumo donde a través de los mensajes publicitarios de las televisoras y revistas, en general los medios de difusión, han creado un patrón de belleza en la sociedad; y muchas mujeres si no cumplen este patrón de belleza se sienten inconformes con ellas mismas.

Las dos reinas que más significaron por su belleza y sus secretos de estética fueron Nefertiti y Cleopatra. De Cleopatra se cuenta que fue la mujer que reunió más secretos sobre el cuidado de su belleza: sus mascarillas, su maquillaje y sus baños de leche pasaron a la historia. Grecia fue la civilización de la belleza. Ha sido tal su influencia en las culturas occidentales posteriores que su cultura y su arte han configurado el llamado ideal clásico de belleza. La mayor atención la prestaban al cuidado del cuerpo. Los cánones de belleza griegos no toleraban ni la grasa ni los senos voluminosos.

En el Imperio Romano la estética constituyó una auténtica obsesión. Hombres y mujeres atesoraban fórmulas de cosméticos, se maquillaban, peinaban y depilaban por igual.

La mujer de la Edad Media soportó las consecuencias de una época caracterizada por la austeridad, las frecuentes guerras y las grandes epidemias. El cuidado de la belleza resurge, sin embargo, en los siglos XI al XIII al organizarse en Occidente las Cruzadas para recuperar los llamados Santos Lugares, entonces en manos de los musulmanes.

A la Edad Media le sucede el Renacimiento, época en que los valores estéticos toman un nuevo impulso, olvidados desde Grecia y Roma. La sensibilidad por el arte, la filosofía y la cultura en general, adquieren en el Renacimiento una importancia clave. Es el momento del florecimiento del arte italiano, de los mecenas, de la concepción filosófica del hombre como hombre-total, sin especializaciones. Este país se convertirá en el centro europeo de la elegancia. Las nuevas propuestas de la moda, la belleza y la estética salen de Italia para influir en las cortes de Europa. Fue precisamente una de sus más íntimas amigas quien instaló en París el primer Instituto de Belleza.

En el  siglo XVIII con la llegada de Catalina de Medicis a la capital francesa, el centro europeo de la moda y la estética será hasta nuestros días París. La época dorada de la cosmética se inicia en este siglo con las más sofisticadas cremas, esencias y aguas. Pero todo cambió con la Revolución Francesa. Los excesos estéticos de la nobleza desaparecieron con ella y no fue sino hasta la llegada de Napoleón al poder, y gracias a su esposa Josefina, que los cuidados de belleza renacieron en Francia. En Josefina se aúnan su animado carácter criollo con una gran tendencia a la obesidad.

En el siglo XX y XXI, los acontecimientos históricos, de una parte, y la evolución científica, de la otra, han marcado los sucesivos cambios estéticos de la mujer.  Los cambios sociales han sido apresurados, y con ellos la moda y la estética, que se han amoldado a cada nuevo período. Lo que antes se mantenía durante décadas, dura actualmente unos pocos años.

A la eterna necesidad de belleza en el mundo se han unido la ciencia y un nuevo sistema de vida en el que es imposible separar la actividad diaria del aspecto personal. Las personas de hoy en día tienen ante ellas un mundo que nunca antes se hubiera podido sospechar por el alto grado de tratamientos y conocimientos que posee la estética actual. Los conocimientos científicos han ayudado y ayudarán enormemente a mejorar el trabajo de la cosmetóloga.

De una parte, al conocer más profundamente los orígenes y las causas de muchos problemas del organismo, es más fácil aplicar tratamientos que los solucionen. Además, los conocimientos técnicos son, hoy por hoy, imprescindibles en los institutos de belleza, puesto que resultan fundamentales para la aplicación de todo tipo de tratamientos.

En el mundo actual, la distribución de los especialistas en cirugía plástica es muy desigual. Al igual que las riquezas, la proporción varia inmensamente entre cifras extremas; por ejemplo, mientras que en Brasil  y otros países desarrollados hay 1 cirujano plástico por cada 35 000 habitantes, en África y Asia apenas  llega 1 por cada 500 000. Por otra parte, algunas ciudades se encuentran atiborradas de especialistas, mientras que en extensas y pobladas zonas rurales no los hay.

En Cuba, la cirugía plástica, tanto la reconstructiva como la estética, es una especialidad más dentro del sistema de salud pública, a la cual tienen derecho de forma gratuita todos los cubanos. Ello pone de manifiesto el carácter justo de nuestra sociedad, en la que se cumplen cabalmente los principios de la bioética.

En las sociedades de consumo no todos los principios de la bioética se cumplen en la cirugía plástica estética, dado que es una especialidad a la cual solo tienen acceso las personas con un alto poder adquisitivo, lo cual pone de manifiesto la inequidad existente en dichas sociedades.

Gran parte de los expertos en ética proviene de la religión. Las reservas éticas del Dr. Wilmut acerca de la clonación humana se pueden basar también en el criterio número 3. Por cierto, la clonación humana altera la relación básica entre la persona clonada y el "padre" (antecesor genético). Cualquier tipo de utilización extensiva de la clonación violaría la pauta número 4 al crear un riesgo en el "pool" genético y en la diversidad genética. A nivel de apreciación personal podría decir que inevitablemente, intervenimos en la naturaleza con nuestras herramientas y tecnologías. No obstante, deberíamos respetar la estructura de la naturaleza e ingresar lentamente en un área tan delicada como la clonación humana.


CLONACIÓN

Desde que la oveja Dolly vio la luz en 1997 la clonación se ha vuelto materia de eternos debates éticos y morales. Es que la idea de un clon humano despierta todo tipo de dilemas, ambigüedades y controversias.

Nick Bostrom, un filósofo que participa en Lifeboat Foundation y que ha manifestado sus puntos de vista respecto de la Realidad Simulada, opina que la única razón por la que la clonación despierta tanta controversia es porque es algo nuevo. Bostrom destaca cómo la gente se oponía a la anestesia, los trasplantes y la fertilización in Vitro en los inicios. Cosas que hoy se dan por sentado y han demostrado ser grandes avances en la medicina. Según su punto de vista, para el momento en que el primer clon humano sea un adulto, los debates morales habrán mermado notablemente y los detractores se habrán enfocado en alguna nueva cuestión. El filósofo destaca que todos tendremos una responsabilidad moral de reconocer a un clon como una persona humana única con la misma dignidad que el resto de nosotros y que en el gran esquema de las cosas, la clonación no cambiará al mundo. En contraste con la naturalidad que Bostrom toma a la clonación destaca otros tipos de tecnologías que sí deberían preocuparnos como armas basadas en nanotecnología molecular o la ingeniería genética, algo que apoya Robert Wachbroit. En el reporte "Genetic Encores: The Ethics of Human Cloning" Wachbroit defiende la clonación humana respondiendo a todas las preocupaciones y destaca que es una práctica que flota entre la fecundación in Vitro y la ingeniería genética. Robert desestima que la clonación esté cerca de la ingeniería genética ya que el proceso implica trasplantar un núcleo completo y no genes específicos. Para él, es la manipulación de genes para obtener rasgos específicos perfectos lo que realmente debería preocuparnos antes que una simple y no manipulada clonación. Un clon daría a luz a una persona individual con un ADN existente, la manipulación genética gestaría una elite de personas que marcarían enormes diferencias con el resto de la humanidad.


RSE

Las empresas no son parte de los problemas del mundo. Al contrario, tienen que ser un elemento esencial para su solución. En el siglo XXI, la empresa tiene que ser responsable; debe responder a las demandas legítimas de su entorno, asumir compromisos con las sociedades en las que está presente. Y tiene dos motivos muy importantes para hacerlo: la convicción y su propio interés. La convicción, porque la ética y los valores positivos deben constituir el núcleo de su cultura corporativa. Y el interés, porque las empresas afrontan una sociedad cada vez más informada y exigente; y necesitan, por tanto, mayor legitimidad para desarrollar con éxito su actividad en el medio y largo plazo. Por otra parte, una sociedad más próspera y estable es, al mismo tiempo, una condición y un resultado del buen desarrollo de las empresas.

Félix Campoverde Vélez, Capacitador empresarial, catedrático de la Universidad Espíritu Santo UEES (Ecuador) sostiene que las empresas no siempre quiebran por falta de recursos sino por su administración frente a los clientes, los colaboradores, la comunidad y el estado.

James Austin, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, asegura en un que “la creciente importancia de la dimensión social de la empresa es uno de los cambios recientes de mayor impacto. Se podría pensar en una evolución de las empresas. Las encuestas indican que las poblaciones en todo el mundo esperan que las empresas contribuyan a la solución de problemas sociales. Esta presión y el descubrimiento de que las inversiones en el campo social son rentables, condujeron a una nueva etapa, en la cual lo social y lo económico se integran en la búsqueda de la sostenibilidad”.

La RSE, ocupa el espacio entre los requerimientos legales, por una parte, y las expectativas sociales sobre el rol de las empresas en la sociedad, por la otra, y en la medida que los clientes actuales y potenciales tienen en cuenta la responsabilidad social con que actúan las empresas donde efectúan las compras, aquella se convierte en una fuente de ventajas competitivas para las compañías que cubren la distancia entre la ley y las expectativas, o bien en una debilidad para las que no lo hacen.

La globalización ha contribuido al despertar de la conciencia de muchos consumidores quienes, a la hora de elegir productos o servicios, valoran a las empresas que muestran públicamente su interés por los asuntos ambientales y sociales. Dentro de esta tendencia, hay ya muchos inversores que no usan exclusivamente criterios financieros para evaluar una acción, sino también la imagen pública de la correspondiente corporación o marca.

La RSE, orienta al desarrollo de empresas comprometidas con la sociedad, mediante la competitividad y productividad, que no sólo tiene en cuenta los resultados, sino también la forma de obtenerlos, que se materializa en la reputación, en la confianza que generan y, en definitivamente, en la percepción exterior acerca del atractivo de la compañía y por añadidura, del país en el que opera.

La RSE implica hacer negocios de forma ética y sustentable con la capacidad de gestión y de valores éticos inherentes en el proceso productivo, administrativo, de comercialización y con la comunidad, para ellos es necesario tomarse en cuenta los elementos indispensable de la RSE en cuanto la administración control de la información tener en cuenta: a) la transparencia; b) el acceso con fluidez e integridad; c) la rendición de cuentas, el balance social, y mapeo de los riesgos, ya que sin esto elementos, es imposible ser competitivo.


BIGDATA

Big Data es un término que describe el gran volumen de datos, tanto estructurados como no estructurados, que inundan los negocios cada día. Pero no es la cantidad de datos lo que es importante. Lo que importa con el Big Data es lo que las organizaciones hacen con los datos. Big Data se puede analizar para obtener ideas que conduzcan a mejores decisiones y movimientos de negocios estratégicos.

Las estructuras sociales que comienzan a manifestarse a partir de la gestión, disponibilidad y uso de los big data hacen emerger conflictos éticos en muchos casos heredados de la ética de los negocios, aunque ahora esta se vea superada por las circunstancias en las que operan la generación y gestión masiva de datos. Business ethics es una disciplina que lleva décadas de ventaja en la resolución del conflicto sobre si se deben confiar las decisiones éticas que afectan a la empresa, y al resto de sus grupos de interés, únicamente a los criterios morales de sus directivos y/o empleados o si la empresa debe desarrollar una cultura ética específica que asista en la toma de decisiones. En la medida en que almacenar, gestionar y utilizar datos (en muchos casos con fines lucrativos) plantea renovados problemas relacionados con la privacidad, la propiedad, la identidad, la confianza o la reputación, ya no es posible eludir los componentes éticos de esta novísima acción humana relacionada con los datos. Estamos ante nuevos escenarios que obligan a pensar la ética de una manera necesariamente revolucionaria, un pensamiento moral que ponga en crisis la ética aplicada tal y como la venimos entendiendo desde la eclosión de la business ethics, esto es, como una disciplina diferenciada de la actividad propia de la empresa o de las organizaciones en vez de ser parte integral de estas.

La ciberética se ocupa de analizar los modos en los que internet está condicionando la comunicación social entre individuos y organizaciones. En esta podría incluirse, por tanto, la ética de las redes sociales, la ética de la IoT e incluso la ética aplicada a la robótica. Capurro y otros (2013) han identificado unos valores que operan de manera positiva en este campo, como la libertad de expresión o el desarrollo de procesos democráticos participativos, y otros negativos, como la vigilancia masiva y el control que pueden llevar a la exclusión o la censura. Estos autores conciben la ciberética como una Teoría sobre la libertad en el medio digital.

La ética de la computación comparte espacios con la ciberética, en cuanto que se ocupa de la tecnología que se emplea para la recopilación, la gestión y el tratamiento de los datos, pero sin ceñirse a internet, es decir, se ocupa de los problemas éticos que surgen en el desarrollo y la utilización de herramientas computacionales en todos los ámbitos de la sociedad.

La ética de la información en investigación biomédica, como parte de la bioética, sería aquella que se ocupa de analizar la interacción entre seres vivos y técnicas digitales.

La ética aplicada a la IoT puede considerarse como una ética de ámbito profesional en la medida en que se ocupa esencialmente de la responsabilidad de determinados grupos de expertos, pero también tiene una parte de ética empresarial porque dichos expertos trabajan en corporaciones de ámbito privado o público que deben desarrollar un determinada cultura ética que les permita tomar decisiones orientadas hacia el interés general de la sociedad o bien común; del mismo modo, vertebrar eficazmente una ética cívica en un contexto de interacción intercultural, fragmentación social y exclusión ayudará a una reformulación de qué pueda ser ese bien común, en cuanto que ha de interpretar los desafíos y exigencias actuales atendiendo, entre otros, a la expansión y la consolidación de la racionalidad científica y tecnológica a escala mundial, con la explotación de los recursos naturales, o con la pluralidad de identidades religiosas e ideológicas. Pero en ella operan necesariamente, además, problemas y reflexiones propios de la ética de los sistemas de información, es decir, aquella que tiene por objeto la representación, organización, clasificación, recuperación, disponibilidad, preservación, circulación y uso de la información en relación con el medio digital.

Hannah Arendt, en La Condición Humana (1958) estableció: Todo lo que aparece en público puede ser visto u oído por todos y, por otra parte, el mundo mismo en cuanto es común a todos y distinto del espacio que cada uno de nosotros ocupa privadamente. Por esto entendemos que lo común es el lugar de lo que no es propio, es decir, el lugar de las relaciones interpersonales, que no es sino el espacio natural de la ética.


CONCLUSIÓN FINAL

La aceleración en todos los ámbitos de la vida y especialmente en el ético junto con el abuso de los medios de información, han provocado en  el individuo una sensación de anarquía moral. Las transformaciones que estamos viviendo, tanto a nivel individual como social, demandan un nuevo sentido de los valores tradicionales. La violencia social va en aumento los individuos piden a gritos: solidaridad, cooperación, igualdad, fraternidad y libertad.

En necesario  que la sociedad  preste atención a los valores y acciones que nos llevan a poner el bien común por encima de los intereses particulares, debemos fortalecer la calidad de vida social y ecológica, cultivar la dimensión espiritual que nos humaniza, para construir una paz con raíces profundas. El compromiso ético de la ciudadanía con la paz es, una condición indispensable para que la paz verdadera sea posible.


FUENTES

2.      El exitoso camino de la ética: 
3.      La ética de la vida en la sociedad actual (F.León) 
4.      Filosofía La existencia es la aventura de su propia imposibilidad 
5.  Algunas consideraciones éticas sobre la cirugía plástica Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN) 
6.      Ética para el Siglo XXI 
7.      Nueva Ética para el Siglo XXI 
8.      Ética en el siglo XXI. ¿Es acaso una obsolescencia? 
9.      Considerando detalladamente la Ética de la Clonación Dr. James F. Drane  
10.  Clonación: Ética y moral 
11.  Ética como fundamento de la Responsabilidad Social Empresarial 
12.  Ética  posmodernidad: 
13.  Ética y big data
14.  Desafios éticos del Big data 
15.  Dr. Tomás Antonio Catapulto Copia 
17.  Valores y Ética para el siglo XXI, Banco Frances: 
18. Compendio de Historia de la Revolución Francesa, Albert Soboul.