miércoles, 28 de noviembre de 2012

Una Mirada personal al proceso de cambios en el Mundo Árabe




Un comienzo democrático, un fin islámico.

La ansiada democracia tras la caída de los dictadores en Túnez, Libia y Egipto es un buen medio que aprovechan los partidos islamistas para incrementar su influencia y alcanzar el poder pacíficamente. No obstante, hay diferencias entre los países aunque todos parecen estar abocados al mismo fin: caer en brazos del islamismo más o menos radical.
Los occidentales no podemos comprender bien eso de la ley islámica. No entendemos cómo se puede condenar a pena de muerte a un homosexual por el mero hecho de serlo o apedrear a una mujer porque la hayan violado. Son unos valores, por llamarlos de alguna forma, tan extraños para nuestra cultura y convicciones, tan alejados en gran medida de la declaración universal de los derechos humanos, que resultan poco menos que increíbles para muchos, salidos de la más oscura Edad Media.
Francia facilitó la caída del Sha de Persia acogiendo amigablemente e incluso financiando al Ayatolah Jomeini. Al fin y al cabo con el Sha se iban los Estados Unidos de Irán y Francia y Europa pasarían a tener una mayor influencia en la zona y sus riquezas.
¿Le importó algo a la política exterior francesa el retroceso en derechos que experimentaban las mujeres en Irán al implantarse la teocracia de los imanes?
Al cabo de los años, Irán se ha convertido en una de las mayores preocupaciones que pueda tener occidente por su conflictividad y beligerancia, capaz de desestabilizar todo Oriente Medio. Se pasó de un Sha amistoso a un régimen completamente hostil y no parece que la sociedad iraní haya avanzado mucho en derechos y condiciones de vida.
La tribal Libia
El movimiento de la denominada primavera árabe no se podía parar, porque nacía de la sociedad misma. Ante ese convencimiento, el mundo occidental tan sólo podía mirar, aunque en Libia, el país más tribal con diferencia, se hizo algo más que mirar para que acabara el abyecto régimen de Gadafi. Tras él, un lío de tribus y de facciones, algunas de ellas tan radicales como Ansar al Sharia, acusada del reciente asesinato del Embajador de Estados Unidos, Chris Stevens. Ahora el presidente de facto de Libia, Mohamed Magarief, un pragmático moderado que llevaba 30 años exiliado y que tiene buenas relaciones con los Hermanos Musulmanes y otras facciones islámicas, debe recomponer un puzle que asegure la estabilidad de un país inestable por naturaleza. De momento, y tras las revueltas en Bengasi, está decidido a desarmar a las milicias. Veremos si Ansar al Sharia entrega las armas o más bien pasa a controlar el ejército libio.
Los islamistas en el Gobierno de Túnez
En Túnez, gobierna una coalición en la que se ha dado cabida al partido islámico Ennahda o Partido del Renacimiento, que actualmente es la minoría mayoritaria dentro del bloque gubernamental. Este partido defiende que la democracia es el mejor sistema en ausencia del sistema islámico y con eso parece que queda dicho todo, puesto que la democracia no parece un fin sino un medio para obtener algo superior. Al margen de la supuesta moderación del Partido del Renacimiento, la sociedad tunecina vive amedrentada por una minoría de salafistas que poco a poco van imponiendo un estilo de vida que nada tiene que ver con la occidental Túnez. Desde la imposición del Niyab que pretenden, hasta la instauración de la Sharia en toda su extensión como derecho vigente. De momento Túnez aguanta el envite, pues su legalidad actual impide el islamismo radical, pero poco a poco va ganando terreno e influencia en una sociedad que no destituyó al dictador Ben Alí precisamente para caer en brazos de los salafistas o de un partido islamista cuyo programa real es la implantación de la Sharia, aunque públicamente haya renunciado a ella.
La situación en Egipto: el presidente es islamista
En Egipto la influencia de los Hermanos Musulmanes y de otras corrientes islamistas estaba ya establecida desde antes de la caída de Hosni Mubarak, pues soportaban gran parte de las asistencia social que se prestaba en el país a las clases más desfavorecidas y de las que el corrupto gobierno de Mubarak no se ocupaba. Así, las corrientes islámicas más radicales fueron penetrando y obteniendo una popularidad bien merecida por los hechos. El actual presidente de Egipto, Mohamed Mursi, es el líder del partido Libertad y Justicia, fundado por los Hemanos Musulmanes y es muy crítico con la política occidental en la zona y en particular con la política norteamericana en Oriente Medio. Como curiodidad, Mursi es Ingeniero y estudió y dio clases en Estados Unidos, teniendo sus dos hijos esta nacionalidad por haber nacido en California. En Egipto el islamismo no necesito tomar el poder, pues tiene el poder en la actualidad. La disyuntiva es si evolucionará hacia un ejercicio moderado del mismo o sumirá al país poco a poco en el oscurantismo de las corrientes más radicales islámicas.
El conflicto en Siria
Siria es la siguiente ficha de dominó, donde se libra una cruenta guerra civil de incierto resultado, aunque casi todo el mundo descuenta que Bashar al-Assad será finalmente derrocado. El Partido Baath Árabe Socialista gobierna Siria desde hace décadas y además ha concentrado el poder en la familia al-Assad. Si en origen el Baathismo, del que también fue exponente el derrocado y ahorcado Sadam Husseim, era una corriente política socialista con clara influencia francesa, posteriormente se convirtió en el apoyo de los regímenes dictatoriales y corruptos que han gobernado Siria e Irak durante décadas. En la última relección de Bashar al-Assad obtuvo un sospechoso 97% de los votos. Aunque parte del movimiento armado de oposición al régimen tenga su origen en desertores del ejército Sirio que se sumaron a la rebelión de julio de 2011, las milicias armadas tienen un carácter mayoritariamente islamista. El conflicto político-religioso en Siria es muy profundo, ya que la familia al-Assad pertenece a la secta alawita, que es chií, mientras que más del 85% de la población es suní. Todos los altos cargos del Gobierno ha sido durante décadas de la minoría chiita, de tal suerte que el resentimiento de la mayoría de la población con el régimen es notorio. Si finalmente Bashat al-Assad es depuesto, parece indiscutible que surgirá un régimen de corte islámico suní, pues tas facciones son las más populares y las que obtendrían la victoria en una eventual confrontación electoral.
El islamismo radical es expansionista y excluyente. Dónde habita apenas puede desarrollarse ninguna otra creencia. Ya vemos lo que les pasa a los cristianos coptos en Egipto o las limitaciones para practicar el cristianismo en cualquier país musulmán, en muchos de los cuales está prohibido que haya templos de culto de otras religiones.
Y mientras esa fuente de poder gana terreno, los gobernantes occidentales se felicitan de que aquellos dictadores fueran expulsados y de que algún otro se tambalee. Sin lugar a dudas, si los dictadores eran nefastos y corruptos, los dolores de cabeza que estos países le van a dar a occidente en el futuro y la opresión que los islamistas van a ejercer sobre sus propios pueblos traerá nuevos conflictos de imprevisible evolución. Los dictadores tenía que irse, pero las frágiles democracias emergentes caen fácilmente en las fauces del islamismo, cada vez más presente en esas sociedades.
El odio a los kurdos es lo que une a estos países tan diferentes en el extremo norte de Israel. (Eso y el odio a los judíos, claro está.) Los kurdos también han sido por mucho tiempo (uno de los) enemigos designados de Irán. La pobre nación kurda, y es (en contraste con los palestinos) una verdadera nación, sólo tiene amigos circunstanciales.
Las expectativas estadounidenses sobre los árabes siempre fueron ingenuas. En el caso de este gobierno, la ilusión de Obama se extiende hacia los musulmanes que no son árabes, es decir, los iraníes, pakistaníes, afganos. No puede imaginar que hay diferencias fundamentales entre esos Estados.
Así, estamos viendo frente a nuestros ojos la invención de un fenómeno político nuevo que cree que el extremismo es un tipo de amabilidad. Es el “islam moderado”, frase que pronto saldrá de los labios del presidente…

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Cambios en el Mundo Árabe


Cambios en el Mundo Árabe






Introducción:
En el presente trabajo partimos analizando el factor de la “Primavera Árabe” como un escenario base proporcionando un mapa mental que  nos ayude a entender la situación actual, bajo el contexto en el que se desarrolló continuando con el verano árabe fomentado por un ideal esperanzador que finalmente no resulto tal a lo que se esperaba y desencadeno una suerte de profundización de aislamiento internacional y mayor restricciones de las libertades durante el “Invierno Árabe”
Cuáles son los cambios que se han efectuado?
Hacia dónde va el Mundo Árabe?
·         La “Primavera Árabe” Se caracterizo por la ruptura con patrones de comportamientos sociales, políticos tradicionales y la búsqueda de soluciones a los problemas de gobernanza, libertad y desarrollo.
Tuvo su punto de inflexión en el surgimiento de nuevas élites que comenzaron a competir con las anteriores por liderar la transición, redistribuir el poder y los recursos disponibles en donde se desarrolla  una narrativa propia que distancia su identidad de los anteriores dirigentes para conseguir legitimación y representatividad del poder e influir en los cambios futuros.
·         Durante el  “verano árabe”  hay una evolución del escenario base en el que se han introducido y puesto en marcha los cambios anunciados.
Influyen positivamente en las tendencias estructurales conteniendo el deterioro económico, reduciendo el malestar social, facilitando la emergencia de nuevas élites, adoptando modelo de desarrollo y prioridades de gobierno sostenibles y fomentando la pluralidad y tolerancia de los medios de información.
·         El “invierno árabe”, corresponde a una evolución de estancamiento o de retroceso en los cambios que llevó a las tendencias estructurales a agudizar el deterioro económico, reavivar el malestar social, marginar a los actores alternativos, adoptar un modelo de desarrollo y gobernanza poco viables o restringir la tolerancia y pluralidad de los medios de información.



Desarrollo:
La primavera árabe empezó en Irán en junio de 2009. Es decir, la Primavera árabe tuvo un comienzo nada árabe, con el Movimiento Verde iraní y lo que se llamó la Revolución del twitter de los jóvenes iraníes. Muchos consideran que el Movimiento Cívico Iraní de esas fechas constituyó un momento crucial en la historia moderna de Irán. Al principio, las revueltas nacieron para protestar por la manipulación de las elecciones presidenciales y la reelección de Mahmud Ahmadineyad, pero pronto se convirtieron en una lucha masiva en favor de las libertades civiles y la expulsión del régimen teocrático de Irán. Las manifestaciones no fueron solo una forma de reaccionar contra unos resultados electorales injustos, sino que tenían sus raíces en años de frustraciones, insatisfacción e ira acumuladas contra el Gobierno represor de la República Islámica.
Los cambios ocurridos en Túnez, primero, y en Egipto después, se fueron repitiendo luego en otros países árabes: en algunos con mayor virulencia como en Libia, Bahrein, Siria y Yemen, y en otros con menor intensidad.
A la hora de la verdad, lo que diferencia la situación iraní de los casos de Túnez y Egipto es el hecho de que el régimen iraní cuenta con una base ideológica, mientras que, tanto en el régimen de Túnez como en el de Egipto, la ideología era muy débil o incluso inexistente. Ben Ali y Hosni Mubarak, además de ser los auténticos centros de poder, representaban la propia identidad de los regímenes de sus respectivos países, por lo que las protestas tenían un blanco muy claro y preciso.
En Irán, el Líder Supremo, Ali Jamenei, es una figura muy poderosa, pero no es indispensable para el régimen, que es una especie de “oligarquía plural”, con varios actores y centros de toma de decisiones políticas y económicas. También existen otras diferencias. En primer lugar, el régimen iraní es más implacable y sistemático en la represión de sus opositores de lo que jamás lo fueran los regímenes de Ben Ali y Mubarak. En segundo lugar, gran parte de su atractivo internacional procede del hecho de que es una respuesta islámica digna a los regímenes corruptos de la región. Y, por último, la Marea Verde de 2009 en Irán era un movimiento político que no exigía más que reformas democráticas. En Egipto, por el contrario, las protestas no fueron exclusivamente de tipo político, y los ciudadanos que abarrotaron la plaza de Tahrir reclamaban asimismo derechos sociales y económicos, mientras los obreros organizaban huelgas en todo el país para acompañar las protestas. También hubo, tanto en Túnez como en Egipto, un recurso muy explícito al problema de la corrupción en los llamamientos y las movilizaciones, y no así en Irán, a pesar de que el régimen iraní no se queda atrás en ese aspecto. Todos estos elementos hacen pensar que las protestas y revueltas iraníes, aunque forman ya una corriente irreversible, tardarán mucho más en dar fruto y sufrirán muchas más penalidades.
En Egipto y Túnez en el año 2011, podemos decir que las revueltas en esos dos países triunfaron porque en ambos casos las fuerzas armadas tomaron la decisión de no compartir la suerte de sus respectivos dictadores y se negaron a disparar contra la gente. En cambio, el Movimiento Verde estaba muy limitado desde el punto de vista táctico cuando se encontraba frente a frente con la terrible violencia del Estado islámico, y las manifestaciones callejeras acabaron siendo la principal arma del movimiento.
Muchos observadores opinan que el Movimiento Verde perdió su unidad y su impulso debido a las violentas represalias ejercidas por el régimen iraní. Otros dicen que el Movimiento Verde tenía la capacidad y la posibilidad de conseguir lo que deseara y que, si se contuvo y, al final, se quedó sin alcanzar los objetivos, fue por culpa de lo que era su punto más débil: su dirección.
Hoy es imposible hablar de Irán sin mencionar Egipto, Túnez y los demás países musulmanes en los que soplan vientos de cambio. Sin embargo, aunque las demandas de democracia sean las mismas, las vías para alcanzarla serán muy distintas. En Egipto y Túnez, la expulsión de los dictadores y la celebración de elecciones libres fueron las señales de que había llegado el “comienzo de la política”. En Irán, por el contrario, la política no comenzará con el fin de los dictadores, sino que será la propia política la que conduzca a esa meta. Como ya se ha hecho, Egipto fue un sprint, mientras que Irán será una maratón.
La muerte de Mohamed Bouazizi, quien se convirtió en un mártir para las multitudes tunecinas que causaron la caída del autoritario presidente Zine al-Abidine Ben Ali, generó otras protestas que han desatado un terremoto político en Oriente Medio.
En el informe, titulado Año de rebelión: El estado de los derechos humanos en Oriente Medio y el Norte de África, la organización  Amnistía Internacional  manifiesta que “Salvo escasas excepciones, los gobiernos se han negado a reconocer que todo ha cambiado”, “Los movimientos de protesta de toda la región, encabezados en muchos casos por jóvenes y en los que las mujeres ocuparon un lugar central, han demostrado una asombrosa resistencia ante una represión en ocasiones alarmante”.
“Los persistentes intentos de los Estados de ofrecer cambios superficiales, de dar marcha atrás a los logros alcanzados por los manifestantes o, simplemente, de someter a su población mediante la brutalidad revela que, para muchos gobiernos, el objetivo sigue siendo la supervivencia del régimen”.
Pese al enorme optimismo que se vivió en el Norte de África con el derrocamiento de los gobernantes que, durante tanto tiempo, habían ocupado el poder en Túnez, Egipto y Libia, Amnistía Internacional afirma que estos avances aún no se han afianzado mediante reformas institucionales clave que garanticen que ese tipo de abusos no se repita.






Cambios  individuales y regionales.
Cambios Individuales:

Túnez:
Tras prometer reformas y elecciones, Ben Ali huyó a Arabia Saudita después de 23 años en el gobierno. Días de enfrentamientos -durante los cuales Naciones Unidas dijo que murieron 147 personas- llevaron a su derrocamiento el 14 de enero. Mohamed Ghannouchi, primer ministro bajo Ben Ali desde 1999, ahora encabeza un Gobierno interino.
Ghannouchi designó figuras de la oposición para formar una coalición de unidad nacional, pero después de protestas más violentas, purgó al nuevo gabinete de la mayoría de los miembros restantes del régimen de Ben Ali.

Egipto:
Un millón de personas en todo Egipto pidieron la renuncia de Mubarak. En una emisión televisiva, el presidente anunció que no volvería a presentarse cuando termine su mandato en septiembre y que trabajaría para cambiar cláusulas de la constitución que hacen casi imposible presentar un desafío realista al candidato presidencial nominado por su partido gobernante.
El presidente del Parlamento dijo también que quería que las reformas constitucionales prometidas se completen en menos de 10 semanas. Pero líderes opositores dijeron que Mubarak debe irse de inmediato.
Mubarak designo un nuevo gobierno y un vicepresidente, un cargo que no se utilizaba desde que llegó a la presidencia tras el asesinato en 1981 de Anwar Sadat.


Yemen:
El presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh, un aliado clave de Estados Unidos contra Al Qaeda, dijo que no buscaría extender su presidencia en una medida que terminaría su gobierno de tres décadas cuando expire su actual mandato en 2013.
Considerando las protestas que afectan la región, Saleh también prometió no pasar su Gobierno a su hijo. Apeló a la oposición para frenar nuevas protestas.
Saleh prometió elecciones directas de gobernadores provinciales y también acordó reabrir el registro de votantes para comicios previstos para abril tras quejas de la oposición de que cerca de 1,5 millones de yemeníes no pudieron inscribirse.
Jordania:
El rey Abdullah de Jordania, estrecho aliado de Estados Unidos, reemplazó a su primer ministro después de protestas, pero la oposición islámica desestimó la medida como insuficiente.
El rey solicitó a Marouf Bakhit, un ex primer ministro conservador, que encabece un nuevo Gobierno luego de aceptar la renuncia de Samir Rifai, cuyo alejamiento fue exigido en una serie de protestas en todo el país. También pidió al nuevo Gobierno medidas prácticas, veloces y tangibles para poner en marcha un camino de reforma política.
Islamistas, izquierdistas y sindicalistas se habían manifestado en Ammán el 28 de enero para exigir mayores libertades. Una multitud de al menos 3.000 cantaba: "Queremos cambio".
Las pancartas mostraban un rango más amplio de quejas que los altos precios de alimentos que impulsaron las protestas anteriores e incluían exigencias de elecciones libres y la renuncia del gobierno de Rifai y un Parlamento representativo.
Jordania ya ha anunciado un paquete de 225 millones de dólares de reducciones de los precios de algunos tipos de combustible y alimentos básicos como azúcar y arroz. Rifai también había anunciado aumentos salariales a los empleados públicos y a los militares como intento de restaurar la calma.



Argelia:
Varias ciudades argelinas incluyendo la capital sufrieron días de disturbios en enero, provocados por un salto de los precios de alimentos. Dos personas murieron y cientos fueron heridas durante los enfrentamientos, dijeron funcionarios. Al menos cuatro hombres se inmolaron en localidades provinciales.
Para calmar la situación, Argelia redujo el costo de algunos alimentos básicos y aumentó en 18% la cantidad de trigo blando que suministra al mercado local todos los meses.
Arabia Saudíta:
El gobierno anunció en 2011 grandes partidas de gasto, en lo que parecía un intento de impedir la propagación de las protestas. Pese a ello –y pese a la redacción de una represiva ley antiterrorista–, las protestas continuaron al terminar el año, en especial en la región oriental del país.
Libia:
Pese a que el Consejo Nacional de Transición pidió a sus partidarios que evitaran los ataques de represalia, los graves abusos cometidos por las fuerzas contrarias a Gadafi rara vez se han condenado. En noviembre, la ONU manifestó que, según estimaciones, 7.000 detenidos permanecían recluidos en centros improvisados bajo el control de las brigadas revolucionarias, sin perspectivas de ser sometidos a un proceso judicial adecuado.
Bahréin:
Se confiaba en que la publicación, en noviembre, de un informe independiente elaborado por expertos internacionales sobre los abusos relacionados con las protestas supusiera un nuevo comienzo para el país. Al concluir el año, aún estaba por ver la solidez del compromiso del gobierno respecto a aplicar las amplias recomendaciones.
Irán:
Cuya política interior pasó en gran medida desapercibida durante 2011, el gobierno siguió acallando la disidencia, endureciendo las restricciones a la libertad de información y tomando como blanco específico a periodistas, blogueros, sindicalistas independientes y activistas políticos.

Cambios Regionales:
Mohamed Bouazizi, un hombre joven se inmoló a mediados de diciembre porque la policía confiscó su carrito de comestibles en Túnez, las protestas de los tunecinos causaron la caída del autoritario presidente Zine al-Abidine Ben Ali, y se desarrollo un terremoto político en Oriente Medio dando lugar a los siguientes cambios:

Deterioro macroeconómico
1.      Tensiones macroeconómicas
2.      Credibilidad de la política económica
3.      Evolución de los precios alimentarios y energéticos
4.      Demandas de gasto social
5.      Financiación externa

A pesar de los progresos en la liberalización económica hacia un marco de estabilidad macroeconómica, los países árabes, especialmente los no productores de hidrocarburos afrontan a corto plazo fuertes tensiones macroeconómicas en el plano exterior (balanza de pagos) e interior (equilibrio presupuestario e inflación) que pueden aumentar la inestabilidad macroeconómica y dañar el crecimiento.
Hay un menor margen de maniobra para la política económica debido a la caída del turismo han disminuido las remesas y la inversión extranjera directa; aumento la salida de capitales y la volatilidad de los mercados bursátiles domésticos; hay aumento de la deuda externa; seguido por el empeoramiento de la balanza comercial  y subida de precios de los productos básicos que agitan las demandas sociales.


Actitud social
1.      Marginación y represión
2.      Bajas expectativas de futuro
3.      Desigualdad y corrupción

La falta de expectativas de futuro entre la población juvenil los coloca en la vanguardia de las movilizaciones. El mayor o menor desfasaje entre las expectativas y los resultados de los cambios fomentará o aliviará el malestar social.
La gente quiere recuperar derechos y libertades (dignidad y respeto)

Cambio de élites políticas, sociales y económicas
1.      Elecciones
2.      Cambios sociales y culturales
3.      Apertura económica
4.      Cambio de relaciones con los actores regionales y globales
Hubo cambios electorales, económicos y sociales que facilitan la participación de nuevos actores que tienen que competir con los actores tradicionales por redefinir las nuevas políticas y valores. El desplazamiento de los entramados de exclusión, corrupción y privilegios potencia la emergencia de nuevas élites con sus propias visiones de los valores y modelos de estado, democracia, laicismo u otros aspectos de su propia identidad. El relevo afectará a la relación de los nuevos gobiernos con sus interlocutores regionales e internacionales, modificando las relaciones tradicionales.

Seguridad en transición
1.      Cambio de modelo
2.      Reforma del sector de la seguridad
3.      Interacción con el contexto estratégico regional y global

El paso de un modelo de seguridad basado en la represión y la lealtad personal a otro subordinado al poder civil y al estado de derecho debilita las estructuras de seguridad mientras dura el proceso de transición. A corto plazo, la transición desde los aparatos de seguridad antiguos hacia los nuevos creará espacios de inseguridad ya que la reconversión precisa tiempo y medios materiales y técnicos y los grupos criminales, insurgentes o terroristas pueden aprovechar la debilidad de las nuevas instituciones. La transición depende fundamentalmente de los actores árabes pero es sensible a los cambios en el contexto estratégico regional y global.

Cambios de modelos de gobernanza y desarrollo
1.      Déficit de gobernanza
2.      Pobreza y desarrollo
3.      La dificultosa inmigración
4.      La cooperación regional e internacional

Los países árabes afrontarán a corto plazo cambios para mejorar el buen gobierno de sus poblaciones. Para legitimarse, los cambios deben dar prioridad al desarrollo económico que alivie el paro, la pobreza y la falta de expectativas que contribuyen al malestar social. Con niveles de desarrollo que cambian de un país a otro, estos países precisan mejorar la riqueza disponible y el sistema de redistribución para hacer frente al desafío de sus poblaciones jóvenes, la creciente urbanización y el declive de la inmigración como vía individual y social al desarrollo. Simultáneamente, y para poder mejorar los servicios que prestan a los ciudadanos, necesitarán realizar cambios estructurales en sus formas de gobierno que no se pueden improvisar a corto plazo, además de consumir ingentes recursos materiales. La cooperación regional e internacional puede ayudar a realizar los cambios necesarios pero dispone de recursos limitados y no puede imponer transformaciones no deseadas. Como resultado, es previsible que a corto

Influencia de los flujos y medios de información
1.      Creciente acceso a información y comunicación exterior
2.      Reforma de los medios tradicionales

La influencia de los medios de información y comunicación social en las movilizaciones que condujeron a los cambios en los países árabes se explica por la escasez y falta de credibilidad de los medios locales. En su defecto, el activismo árabe se nutrió del medio y los mensajes de las redes sociales y de las cadenas árabes trasnacionales para convocar las manifestaciones físicas y para trasladar al exterior la situación sobre el terreno. La participación virtual y el activismo en redes presentan una realidad alternativa a la oficial que afecta al proceso de decisiones a corto plazo y a los valores culturales a largo plazo. Ya que la mayoría de las poblaciones todavía es ajena a su uso, el desafío de los gobiernos es garantizar el acceso a esos medios mientras fomenta la libertad y credibilidad de los medios más populares como la radio o la televisión para asegurar la pluralidad de fuentes de información.


 

Conclusión:
Los cambios se han logrado  en gran medida por los esfuerzos de la gente corriente que se ha echado a las calles, no por la influencia y la implicación de potencias extranjeras pero hasta que no se produzca  un acomodo entre Fe y Razón, no habrá manera de que estas sociedades avancen hacia la modernidad y estaremos cada día más cerca frente a Una nueva inquisición
Por mayores que sean las intervenciones del presidente Obama y de los otros líderes Occidentales, al no haber una previa cultura democrática en los países árabes será muy difícil de sostener el intento de democratización que han impulsado las reformas.




Fuentes:


1.      Cambios en el mundo árabe y sus repercusiones para España. Análisis de escenarios (DT)
Félix Arteaga, con la colaboración del Observatorio Crisis en el Mundo Árabe
DT 14/2011 - 26/07/2011

2.      Amnistía Internacional

Oriente Medio y Norte de África:Las protestas y la represión continuarán en 2012


3.      El Pais.com
RAMIN JAHANBEGLOO

4.      ipsnoticias.net
La primera flor de la Primavera Árabe pierde vigor
http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98924